Vicién fue un punto estratégico debido a su cercanía a Huesca y por estar al lado de la vía de tren. Se convirtió en el centro de operaciones y puesto de mando de las milicias anarquistas desde el 15 de agosto de 1936. La “Columna Ascaso” y los “Aguiluchos” vivieron en algunas casas del pueblo.
La llegada de los milicianos hizo que la población de Vicién aumentara de 400 a más de 2000 habitantes por lo que se tuvieron que preparar alojamientos, almacenes, cocinas de campaña y hasta un hospital de sangre, que se ubicó en una de las casas del pueblo en cuya fachada aún se puede leer: «CNT Requisada».
Los refugios antiaéreos se construyeron para defender a la población civil, ya que a través de los observadores se estableció una defensa pasiva aérea que mediante sirenas y silbatos alertaba a la población de la llegada de la aviación enemiga y de la necesidad de desplazarse a los refugios. Se ubicaron alrededor del antiguo Pozo de Hielo de Vicién, llenando la ladera del monte de cuevas.
La Cueva de Transmisiones, fue un lugar vital para los combatientes en el desarrollo de las operaciones. En el interior todavía se conserva una inscripción en la que se lee «TRANSMISIONES 141 BRIGADA, 32 DIVISION, 1-1-38» seguido de un cuadrado en el que figuran las letras «RB» en mayúscula.
Aquí se instaló en marzo de 1938 el cuartel general de la 141 brigada de la 32 División Republicana para frenar el avance de la ofensiva nacional.